ALETEIA
jueves, 9 de agosto de 2012
martes, 7 de agosto de 2012
Dogma de la maternidad Divina de Maria
1. ΜARÍA ES VERDADERA MADRE DE DIOS
María es verdadera Madre de Dios (de fe).
Magisterio de la Iglesia
CONCILIO DE EFESO, 431
D-111a Pues, no decimos que la naturaleza del Verbo, transformada, se hizo carne; pero tampoco que se trasmutó en el hombre entero, compuesto de alma y cuerpo; sino, más bien, que habiendo unido consigo el Verbo, según hipóstasis o persona, la carne animada de alma racional, se hizo hombre de
modo inefable e incomprensible y fué llamado hijo del hombre, no por sola voluntad o complacencia, pero tampoco por la asunción de la persona sola, y que las naturalezas que se juntan en verdadera unidad son distintas, pero que de ambas resulta un solo Cristo e Hijo; no como si la diferencia de las
naturalezas se destruyera por la unión, sino porque la divinidad y la humanidad constituyen más bien para nosotros un solo Señor y Cristo e Hijo por la concurrencia inefable y misteriosa en la unidad... Porque no nació primeramente un hombre vulgar, de la santa Virgen, y luego descendió sobre El el Verbo; sino que, unido desde el seno materno, se dice que se sometió a
nacimiento carnal, como quien hace suyo el nacimiento e la propia carne... De esta manera [los Santos Padres] no tuvieron inconveniente en llamar madre de Dios a la santa Virgen.
modo inefable e incomprensible y fué llamado hijo del hombre, no por sola voluntad o complacencia, pero tampoco por la asunción de la persona sola, y que las naturalezas que se juntan en verdadera unidad son distintas, pero que de ambas resulta un solo Cristo e Hijo; no como si la diferencia de las
naturalezas se destruyera por la unión, sino porque la divinidad y la humanidad constituyen más bien para nosotros un solo Señor y Cristo e Hijo por la concurrencia inefable y misteriosa en la unidad... Porque no nació primeramente un hombre vulgar, de la santa Virgen, y luego descendió sobre El el Verbo; sino que, unido desde el seno materno, se dice que se sometió a
nacimiento carnal, como quien hace suyo el nacimiento e la propia carne... De esta manera [los Santos Padres] no tuvieron inconveniente en llamar madre de Dios a la santa Virgen.
D-113 Can. 1. Si alguno no confiesa que Dios es según verdad el Emmanuel, y que por eso la santa Virgen es madre de Dios (pues dio a luz carnalmente al Verbo de Dios hecho carne), sea anatema.
Fuente:El Magisterio de la Iglesia Enrique Denzinger.
Prueba de la Sagrada Escritura y de la tradición
La Sagrada Escritura enseña la maternidad divina de María,
aunque no con palabras explícitas, pues por un lado da
testimonio de la verdadera divinidad de Cristo , y por otro testifica también la verdadera maternidad de María. María es llamada en la Sagrada Escritura : «Madre de Jesús» (Ioh 2, 1), «Madre de El [de Jesús]» (Mt 1, 18; 2, 11, 13 y 20; 12, 46; 13, 55), «Madre del Señor» (Lc 1, 43). El profeta Isaías anuncia claramente la verdadera maternidad de María : «He aquí que la Virgen concebirá y parirá un hijo, y llamará su nombre Emmanuel» (7, 14). Con palabras muy parecidas se expresa el ángel en la embajada que trae a María : «He aquí que concebirás en tu seno y parirás un hijo, a quien darás por nombre Jesús» (Lc 1, 31). Que María sea Madre de Dios está dicho implícitamente en las palabras de Lc 1, 35: «Por lo cual
también lo santo que nacerá [de ti] será llamado Hijo de
Dios», y en Gal 4, 4: «Dios envió a su Hijo, nacido de mujer». La mujer que engendró al Hijo de Dios es la Madre
de Dios.
Los santos padres más antiguos, igual que la Sagrada
Escritura, enseñan la realidad de la verdadera maternidad
de María, aunque no con palabras explícitas. SAN IGNACIO
DE ANTIOQUÍA dice : «Porque nuestro Señor Jesucristo fue
llevado por María en su seno, conforme al decreto de Dios
de que naciera de la descendencia de David, mas por obra
del Espíritu Santo» (Eph. 18, 2). SAN IRENEO se expresa
así: «Este Cristo, que como Logos del Padre estaba con el
Padre... fue dado a luz por una virgen» (E_pid. 53). Desde el
siglo III es corriente el uso del título Theotoko. De ello dan
testimonio Orígenes (un testimonio, supuestamente anterior,
de Hipólito de Roma es probablemente interpolado),
Alejandro de Alejandría, Eusebio de Cesarea, Atanasio,
Epifanio, los Capadocios, etc., y también Arrio y Apolinar de
Laodicea. SAN GREGORIO NACIANCENO escribe, hacia el
año 382: «Si alguno no reconociere a María como Madre de
Dios, es que se halla separado de Dios» (Ep. 101, 4). San
Cirilo de Alejandría fue el principal defensor, contra Nestorio,
de este glorioso título mariano.
A la objeción de Nestorio de que María no era Madre de
Dios porque de ella no había tomado la naturaleza divina,
sino únicamente la humana, se responde que no es la
naturaleza como tal, sino la persona («actiones sunt
suppositorum»), la que es concebida y dada a luz. Como
María concibió y dio a luz a la persona del Logos divino, que
subsistía en la naturaleza humana, por ello es verdadera
Madre de Dios. Así pues, el título de Theotokos incluye en sí
la confesión de la divinidad de Cristo.
Fuente:MANUAL DE TEOLOGÍA DOGMÁTICA Ludwig Ott
La maternidad divina de María desde el Catecismos de la Iglesia Católica
495 Llamada en los Evangelios "la Madre de Jesús"(Jn 2, 1; 19, 25; cf. Mt 13,
55, etc.), María es aclamada bajo el impulso del Espíritu como "la madre de mi
Señor" desde antes del nacimiento de su hijo (cf Lc 1, 43). En efecto, aquél que
ella concibió como hombre, por obra del Espíritu Santo, y que se ha hecho
verdaderamente su Hijo según la carne, no es otro que el Hijo eterno del Padre,
la segunda persona de la Santísima Trinidad. La Iglesia confiesa que María es verdaderamente Madre de
Dios ["Theotokos"] (cf. DS 251).
466 La herejía nestoriana veía en Cristo una persona humana junto a la
persona divina del Hijo de Dios. Frente a ella S. Cirilo de Alejandría y el
tercer concilio ecuménico reunido en Efeso, en el año 431, confesaron que "el
Verbo, al unirse en su persona a una carne animada por un alma racional, se hizo
hombre" (Dz111a). La humanidad de Cristo no tiene más sujeto que la persona
divina del Hijo de Dios que la ha asumido y hecho suya desde su concepción. Por
eso el concilio de Efeso proclamó en el año 431 que María llegó a ser con toda verdad Madre
de Dios mediante la concepción humana del
Hijo de Dios en su seno: "Madre de Dios, no porque el Verbo de Dios haya tomado
de ella su naturaleza divina, sino porque es de ella, de quien tiene el cuerpo
sagrado dotado de un alma racional, unido a la persona del Verbo, de quien se
dice que el Verbo nació según la carne" (DS113).
miércoles, 1 de agosto de 2012
A propósito de la Asuncion de Maria,los Dogmas Mariano
1. Concepto de Dogma
Por dogma en sentido estricto entendemos una verdad directamente (formalmente) revelada por Dios y propuesta como tal por la Iglesia para ser creída por los fieles. El concilio del Vaticano I declara : «Fide divina et catholica ea omnia credenda sunt, quae in verbo Dei scripto vel tradito continentur et ab Ecclesia sive solemni iudicio sive ordinario et universali magisterio tanquam divinitus revelata credenda proponuntur» ;
[Del objeto de la fe]." Ahora bien, deben creerse con fe divina y
católica todas aquellas cosas que se contienen en la palabra de Dios escrita o tradicional, y son propuestas por la Iglesia para ser creídas como divinamente reveladas, ora por solemne juicio, ora por su ordinario y universal magisterio". D-1792
El concepto de dogma comprende, por tanto, estos dos elementos :
a. La inmediata revelación por parte de Dios («revelatio immediate divina o revelatio formalis»). La verdad en cuestión tiene que haber sido revelada inmediatamente por Dios, bien sea expresamente (explicite) o implícitamente (implicite), y debe hallarse contenida, por tanto, en las fuentes de la revelación ; en la Sagrada Escritura o en la tradición.
b. Que haya sido propuesta por el magisterio eclesiástico (propositio Ecclesiae). Tal proposición no solamente incluye la notificación de una doctrina de fe, sino al mismo tiempo la obligación de creer esa verdad propuesta. Esto puede hacerlo la Iglesia, bien de forma extraordinaria por una solemne definición del Papa o de un concilio universal (iudicium solemne), o por el magisterio ordinario y universal de toda la Iglesia (magisterium ordinarium et universale).
Qué cosa constituya enseñanza universal de la Iglesia es fácil inferirlo si se examinan los catecismos publicados por los obispos en sus diócesis.
El dogma en sentido propio es objeto de la fides divina et catholica : es objeto de fe divina por proceder de una revelacióndivina, y es objeto de fe católica por ser propuesto por el magisterio infalible de la Iglesia.
FUENTE: TEOLOGIA DOGMATICA
MATERNIDAD DE MARIA.DE FE
La solemne proclamación de la maternidad divina de María, tuvo lugar en el Concilio de Efeso (431), en el que se definio contra nestorio la unicidad de la persona divina en Cristo. Consiguientemente Maria era verdaderamente Madre De Dios:
D-111a Pues, no decimos que la naturaleza del Verbo,
transformada, se hizo carne; pero tampoco que se trasmutó en el hombre entero,
compuesto de alma y cuerpo; sino, más bien, que habiendo unido consigo el
Verbo, según hipóstasis o persona, la carne animada de alma racional, se hizo
hombre de modo inefable e incomprensible y fué llamado hijo del hombre, no por
sola voluntad o complacencia, pero tampoco por la asunción de la persona sola,
y que las naturalezas que se juntan en verdadera unidad son distintas, pero que
de ambas resulta un solo Cristo e Hijo; no como si la diferencia de las
naturalezas se destruyera por la unión, sino porque la divinidad y la humanidad
constituyen más bien para nosotros un solo Señor y Cristo e Hijo por la
concurrencia inefable y misteriosa en la unidad... Porque no nació primeramente
un hombre vulgar, de la santa Virgen, y luego descendió sobre El el Verbo; sino
que, unido desde el seno materno, se dice que se sometió a nacimiento carnal,
como quien hace suyo el nacimiento e la propia carne... De esta manera [los
Santos Padres] no tuvieron inconveniente en llamar madre de Dios a la santa Virgen.
D-142b Confesamos, consiguientemente, a nuestro Señor Jesucristo Hijo de
Dios unigénito, Dios perfecto y hombre perfecto, de alma racional y cuerpo,
antes de los siglos engendrado del Padre según la divinidad, y el mismo en los
últimos días, por nosotros y por nuestra salvación, nacido de María Virgen según la
humanidad, el mismo consustancial con el Padre en cuanto a la divinidad y consustancial
con nosotros según la humanidad. Porque se hizo la unión de dos naturalezas,
por lo cual confesamos a un solo Señor y a un solo.
VIRGINIDAD DE MARIA .DE FE
D-429 Y, finalmente,
Jesucristo unigénito Hijo de Dios, encarnado por obra común de toda la Trinidad, concebido de María siempre
Virgen, por cooperación del Espíritu Santo, hecho verdadero hombre,
compuesto de alma racional y carne humana, una sola persona en dos naturalezas,
mostró más claramente el camino de la vida. El, que según la divinidad es
inmortal e impasible, El mismo se hizo, según la humanidad, pasible y mortal;
El también sufrió y murió en el madero de la cruz por la salud del género humano,
descendió a los infiernos, resucitó de entre los muertos y subió al cielo; pero
descendió en el alma y resucitó en la carne, y subió juntamente en una y otra;
ha de venir al fin del mundo, ha de juzgar a los vivos y a los muertos, y ha de dar a cada uno según sus obras, tanto a
los réprobos como a los elegidos: todos los cuales resucitarán con sus propios
cuerpos que ahora llevan, para recibir según sus obras, ora fueren buenas, ora
fueren malas; aquéllos, con el diablo, castigo eterno; y éstos, con Cristo
gloria sempiterna.
Promulgado durante el concilio IV de Letrán (XII
Ecuménico)El concilio IV de Letrán es uno de los más solemnes que se han celebrado en la Iglesia. Inocencio III 1198 1216, que había logrado la unidad de Europa, quiso emprender una serie de reforma de la Iglesia. Hubo tres secciones solemnes y se promulgaron 70 capítulos doctrinales dogmáticos.
En el capítulo I ES UNA PROFESIÓN DE FE que se inspira en el concilio XI de Toledo. En ella se afirma la virginidad de María “siempre Virgen”, como ya lo había hecho el Lateranse del año 649 :
254 DZ D-255 Can. 2. Si alguno no confiesa, de acuerdo con los Santos Padres,
propiamente y según la verdad que el mismo Dios Verbo, uno de la santa,
consustancial y veneranda Trinidad, descendió del cielo y se encarnó por obra
del Espíritu Santo y de
María siempre Virgen y se hizo hombre, fue crucificado en la carne,
padeció voluntariamente por nosotros v fué sepultado, resucitó al tercer día,
subió a los cielos, está sentado a la diestra del Padre y ha de venir otra vez
en la gloria del Padre con la carne por El tomada y animada intelectualmente a
juzgar a los vivos y a los muertos, sea condenado[v. 2, 6, 65 v 215].
FUENTE:DENZINGER MAGISTERIO DE LA IGLESIA
INMACULADA CONCEPCION. DE FE
La fiesta de la Inmaculada fue declarada de precepto por Clemente XI (1700-1721) para toda la Iglesia universal. Pío IX creyó llegado el momento de sancionar con su supremo magisterio una doctrina que siempre había estado implícita en la fe de la Iglesia. Asegurada la unanimidad con que el pueblo cristiano mantenía su creencia en el privilegio de María, Pío IX consultó a 20 teólogos: 17 dieron su voto favorable. El 02 de febrero de 1848 escribió la encíclica Ubi primun, consultando al episcopado universal. De 603 obispos, 546 respondieron favorablemente a la definición. Desde el 22 de marzo al 1 de de diciembre se pulió el texto de la bula. El 08 de diciembre se publico la bula "Ineffabilis Deus" y en ella la solemne definición de este dogma mariano.
FUENTE:BULA DEFINITORIA INEFFABILIS DEUS PIO IX
ENCÍCLICA UBI PRIMUM
ASUNCION DE MARIA. DE FE
Casi un siglo después de la definición de la Concepción Inmaculada de Maria, defendía su Santidad Pio XII EL Dogma de la Asunción de María al cielo en Cuerpo y alma. A diferencia de la doctrina sobre la Inmaculada Concepción, está de la Aunción de María se encuentra de un modo más firme en la tradición antigua de la Iglesia
44. Por
tanto, después de elevar a Dios muchas y reiteradas preces e invocar la luz del
Espíritu de la Verdad,
para gloria de Dios omnipotente, que otorgó a la Virgen María su
peculiar benevolencia; para honor de su Hijo, Rey inmortal de los siglos y
vencedor del pecado y de la muerte; para acrecentar la gloria de esta misma
augusta Madre y para gozo y alegría de toda la Iglesia, por la autoridad
de Nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo y
por la nuestra, pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma de revelación
divina que la
Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el
curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celeste.
CONSTITUCION APOSTÓLICA (MUNIFICENTISSIMUS DEUS) SOBRE EL DOGMA DE LA ASUNCION:CONSTITUCIÓN APOSTÓLICANotas y Censuras Teológicas
Se conocen como notas teológicas las calificaciones que suelen utilizarse para designar el grado de certeza que cabe atribuir a una determinada afirmación, y las censuras indican la intensidad o radicalidad con que se apartan de la verdad revelada.
A) de fe, es la nota usada para designar aquellas verdades que pertenecen al deposito de la revelación. Suelen distinguirse entre proposiciones de fe divina y de fe divina católica, según estén contenidas en la revelación o que, además, hayan sido propuesta como tales por el Magisterio; es lo que, también se llama de fe definida. La censura contraria es herética o herejía cuando se opone a un dogma. Ejemplo Jesucristo es el Hijo de Dios hecho hombre
B) Próxima a la fe y teológicamente cierta son las notas que designa aquellas propociones que, según opinión casi universal de los teólogos, están formalmente contenidas en el depósito de la revelación; o están de tal modo vinculada a un dogma, que su verdad está asegurada, pues no se ve como puede negarse la una sin negar la otra. Negativamente las censuras son próximas a la herejía y erróneas. Ejemplo:la existencia de Adán y Eva..
C)Sentencia común, nota usada para aquellas doctrinas que son defendidas comúnmente por los autores católicos como verdaderas y en conexión con lo revelado, pero sin afirmarlo con la misma fuerza que las anteriores. La censura es temeraria, pues contradice, sin razones suficiente, la nota anterior. Es sentencia común, la existencia del ángel custodio de cada persona.
D)Doctrina segura es la nota de la doctrina que puede ser enseñada sin temor, ya que concuerda con la doctrina cristiana y sirve par promover la recta praxis y la piedad de los fieles. La censura es doctrina no segura o doctrina que no puede enseñarse con seguridad, es decir, se temen que sean erróneas o que puedan producir efectos pernicioso y, por lo tanto, se prohíbe difundir de manera indiscriminada. Doctrina segura es entregar la vida trabajando por Dios.
lunes, 30 de julio de 2012
Dios es capaz de multiplicar nuestro pequeño gesto de amor y hacernos partícipes de su don.Angelus 17 del tiempo ordinario. Benedicto XVI
Angelus Domini CASTEL GANDOLFO, domingo 29 julio 2012
Queridos hermanos y hermanas:
Este domingo hemos iniciado la lectura del capítulo 6 del Evangelio de Juan.
El capítulo se abre con la escena de la multiplicación de los panes, que
después Jesús comenta en la sinagoga de Cafarnaúm, indicando a sí mismo como el
"pan" que da la vida. Las acciones de Jesús son paralelas a las de la
Última Cena: "Tomó entonces Jesús los panes y, después de dar gracias, los
repartió entre los que estaban recostados", como lo dice el Evangelio (Jn.
6,11). La insistencia en el tema del "pan", que es compartido, y
sobre el dar gracias (v.11 eucharistesas en griego), recuerdan la Eucaristía, el
sacrificio de Cristo para la salvación del mundo.
El evangelista señala que la
Pascua, la fiesta, estaba cerca (cf. v. 4). La mirada se
dirige hacia la Cruz,
el don del amor y hacia la
Eucaristía, la perpetuación de este don: Cristo se hace pan
de vida para los hombres. San Agustín lo comenta así: "¿Quién, sino Cristo
es el pan del cielo? Pero para que el hombre pueda comer el pan de los ángeles,
el Señor de los ángeles se hizo hombre. Si esto no se hubiera realizado, no
tendríamos su cuerpo; al no tener su propio cuerpo, no comeríamos el pan del
altar" (Sermón 130,2). La
Eucaristía es el mayor y más permanente encuentro del hombre
con Dios, en el cual el Señor se hace nuestro alimento, se da a sí mismo para
transformarnos en él mismo.
En la escena de la multiplicación, se describe también la presencia de un
niño que, ante la dificultad de alimentar a tantas personas, ofrece compartir
lo poco que tenía: cinco panes y dos peces (cf. Jn. 6,8). El milagro no se
produce de la nada, sino de un modesto compartir inicial de lo que un muchacho
sencillo tenía con él. Jesús no nos pide lo que no tenemos, sino nos hace ver
que si cada uno ofrece lo poco que tiene, puede lograrse una y otra vez el
milagro: Dios es capaz de multiplicar nuestro pequeño gesto de amor y hacernos
partícipes de su don. La multitud fue sorprendida por el prodigio: ve en Jesús
al nuevo Moisés, digno de poder, y en el nuevo maná, el futuro asegurado; pero
se detienen en el elemento material, en lo que habían comido, y el Señor,
"a sabiendas de que intentaban venir a tomarle por la fuerza para hacerle
rey, huyó de nuevo al monte él solo" (Jn. 6,15). Jesús no es un rey
terrenal, que ejerce su dominio, sino un rey que sirve, que se acerca hasta el
hombre para satisfacer no solo el hambre material, sino sobre todo un hambre
más profundo, el hambre de orientación, de sentido, de verdad, el hambre de
Dios.
Queridos hermanos y hermanas, pidamos al Señor que nos ayude a redescubrir
la importancia de alimentarnos no solo de pan, sino de verdad, de amor, de
Cristo, del cuerpo de Cristo, participando fielmente y con gran conciencia de la Eucaristía, para estar
cada vez más íntimamente unidos a Él. En efecto, no es el alimento eucarístico
el que se transforma en nosotros, sino que somos nosotros los que gracias a él
acabamos por ser cambiados misteriosamente. Cristo nos alimenta uniéndonos a
él; «nos atrae hacia sí» (Exhortación Apostólica Sacramentum caritatis,
70). Al mismo tiempo, oremos para que nunca le falte a nadie el pan necesario
para una vida digna, y que se terminen las desigualdades no con las armas de la
violencia, sino con el compartir y el amor.
Nos confiamos a la
Virgen María, a la vez que invocamos sobre nosotros y
nuestros seres queridos, su maternal intercesión.
domingo, 24 de junio de 2012
Angelus Domini Domingo de la Solemnidad de la Natividad de san Juan Bautista
Texto y audio
completo de la reflexión
(audio) 

Queridos hermanos y hermanas
Hoy, 24 de junio, celebramos la solemnidad del nacimiento de San Juan Bautista. Si se excluye la Virgen María, el Bautista es el único santo de quien la liturgia festeja el nacimiento y lo hace porque está estrechamente relacionado con el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios. Desde el seno materno, en efecto, Juan es el precursor de Jesús: su prodigiosa concepción es anunciada por el Ángel a María como signo de que “nada es imposible a Dios” (Lc 1,37), seis meses antes del grande prodigio que nos da la salvación, la unión de Dios con el hombre es obra del Espíritu Santo. Los cuatro Evangelios resaltan la figura de Juan el Bautista, como profeta que concluye el Antiguo Testamento e inaugura el Nuevo, indicando a Jesús de Nazaret como el Mesías, el Consagrado del Señor. En efecto, será el mismo Jesús que hablará de Juan en estos términos: “Él es aquel de quien está escrito: Yo envío a mi mensajero delante de ti, para prepararte el camino. Les aseguro que no ha nacido ningún hombre más grande que Juan el Bautista; y sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es más grande que Él” (Mt 11, 10-11).
El padre de Juan, Zacarías –marido de Isabel, pariente de María, era sacerdote del culto judío. Él no creyó enseguida al anuncio de una paternidad ya inesperada y por este motivo quedó mudo hasta el día de la circuncisión del niño, al cual él y su mujer le dieron el nombre indicado por Dios, es decir Juan, que significa “el Señor hace gracia”. Animado por el Espíritu Santo, Zacarías habló así de la misión del hijo: “y tú niño serás llamado Profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor preparando sus caminos, para hacer conocer a su Pueblo la salvación mediante el perdón de los pecados” (Lc 1, 76-77). Todo esto se manifestó 30 años después, cuando Juan bautizaba en el río Jordán, se puso a bautizar, llamando a la gente a prepararse, con aquel gesto de penitencia, a la inminente venida del Mesías, que Dios le había revelado durante su permanencia en el desierto de Judea. Por esto Él viene llamado “Bautista”, es decir “Bautizador” (cfr. Mt 3, 1-6). Cuando un día, desde Nazaret, viene Jesús mismo para hacerse bautizar, Juan primero rechazó, pero luego aceptó, y vio el Espíritu Santo posarse sobre Jesús y oyó la voz del Padre celeste que lo proclamaba su Hijo (Cftr. Mt, 3, 13-17). Pero su misión aún no se había cumplido: poco tiempo después, se le pidió que anticipara a Jesús también en la muerte violenta: Juan fue decapitado en la cárcel del rey Herodes y así dio pleno testimonio del Cordero de Dios, a quien él, primero que todos, había reconocido e indicado públicamente.
Queridos amigos, la Virgen María ayudó la anciana pariente Isabel a llevar hasta el último la concepción de Juan. Ella ayude a todos a seguir a Jesús, el Cristo, el Hijo de Dios, que el Bautista anunció con gran humildad y ardor profético. (Traducción del italiano: Claudia Alberto – RV)


Queridos hermanos y hermanas
Hoy, 24 de junio, celebramos la solemnidad del nacimiento de San Juan Bautista. Si se excluye la Virgen María, el Bautista es el único santo de quien la liturgia festeja el nacimiento y lo hace porque está estrechamente relacionado con el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios. Desde el seno materno, en efecto, Juan es el precursor de Jesús: su prodigiosa concepción es anunciada por el Ángel a María como signo de que “nada es imposible a Dios” (Lc 1,37), seis meses antes del grande prodigio que nos da la salvación, la unión de Dios con el hombre es obra del Espíritu Santo. Los cuatro Evangelios resaltan la figura de Juan el Bautista, como profeta que concluye el Antiguo Testamento e inaugura el Nuevo, indicando a Jesús de Nazaret como el Mesías, el Consagrado del Señor. En efecto, será el mismo Jesús que hablará de Juan en estos términos: “Él es aquel de quien está escrito: Yo envío a mi mensajero delante de ti, para prepararte el camino. Les aseguro que no ha nacido ningún hombre más grande que Juan el Bautista; y sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es más grande que Él” (Mt 11, 10-11).
El padre de Juan, Zacarías –marido de Isabel, pariente de María, era sacerdote del culto judío. Él no creyó enseguida al anuncio de una paternidad ya inesperada y por este motivo quedó mudo hasta el día de la circuncisión del niño, al cual él y su mujer le dieron el nombre indicado por Dios, es decir Juan, que significa “el Señor hace gracia”. Animado por el Espíritu Santo, Zacarías habló así de la misión del hijo: “y tú niño serás llamado Profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor preparando sus caminos, para hacer conocer a su Pueblo la salvación mediante el perdón de los pecados” (Lc 1, 76-77). Todo esto se manifestó 30 años después, cuando Juan bautizaba en el río Jordán, se puso a bautizar, llamando a la gente a prepararse, con aquel gesto de penitencia, a la inminente venida del Mesías, que Dios le había revelado durante su permanencia en el desierto de Judea. Por esto Él viene llamado “Bautista”, es decir “Bautizador” (cfr. Mt 3, 1-6). Cuando un día, desde Nazaret, viene Jesús mismo para hacerse bautizar, Juan primero rechazó, pero luego aceptó, y vio el Espíritu Santo posarse sobre Jesús y oyó la voz del Padre celeste que lo proclamaba su Hijo (Cftr. Mt, 3, 13-17). Pero su misión aún no se había cumplido: poco tiempo después, se le pidió que anticipara a Jesús también en la muerte violenta: Juan fue decapitado en la cárcel del rey Herodes y así dio pleno testimonio del Cordero de Dios, a quien él, primero que todos, había reconocido e indicado públicamente.
Queridos amigos, la Virgen María ayudó la anciana pariente Isabel a llevar hasta el último la concepción de Juan. Ella ayude a todos a seguir a Jesús, el Cristo, el Hijo de Dios, que el Bautista anunció con gran humildad y ardor profético. (Traducción del italiano: Claudia Alberto – RV)
lunes, 11 de junio de 2012
“50 años bajo tu amparo”
“50 años bajo tu amparo”
Parroquia Santa Madre de Dios de Lo
Espejo cumplió 50 años de vida
nspirados en el lema “50 años bajo tu
amparo”, la comunidad parroquial Santa Madre de Dios, ubicada en la población
Clara Estrella de Lo Espejo, celebró su cincuentenario el pasado domingo 3 de
junio.
El Arzobispo de Santiago, monseñor Ricardo Ezzati, presidió la eucaristía de acción de gracias por la presencia de la Santísima Trinidad y la protección de la Virgen María a lo largo de la vida de esta comunidad de la Zona Sur de Santiago.
Los asistentes también agradecieron la presencia del Padre Pierre Dubois, quien a pesar de sus limitaciones físicas, quiso acompañarlos en esta celebración.
El párroco, padre Adrián González, en el marco de esta celebración, dio la partida a una nueva campaña de la Virgen Peregrina. Imagen que visitará, al igual que el año pasado, a las familias del sector.
Fuente: Orfelina Sepúlveda, comunicadora parroquial Santa Madre de Dios:
El Arzobispo de Santiago, monseñor Ricardo Ezzati, presidió la eucaristía de acción de gracias por la presencia de la Santísima Trinidad y la protección de la Virgen María a lo largo de la vida de esta comunidad de la Zona Sur de Santiago.
Los asistentes también agradecieron la presencia del Padre Pierre Dubois, quien a pesar de sus limitaciones físicas, quiso acompañarlos en esta celebración.
El párroco, padre Adrián González, en el marco de esta celebración, dio la partida a una nueva campaña de la Virgen Peregrina. Imagen que visitará, al igual que el año pasado, a las familias del sector.
Fuente: Orfelina Sepúlveda, comunicadora parroquial Santa Madre de Dios:
Fuente:
[url]www.iglesiadesantiago.cl [/url]
[url]www.iglesiadesantiago.cl [/url]
Santiago, 11/06/2012
Suscribirse a:
Entradas (Atom)